Cuando uno busca destinos exóticos que te recuerden a las Mil y una Noches no puede evitar pensar en la maravillosa ciudad de Estambul, antigua frontera psicológica y física entre Occidente y Oriente.
Se trata de una ciudad que ha vivido épocas florecientes otomanas, cristianas y revolucionarias. A Estambul llegaron los Mamelucos procedentes de Asia que construyeron maravillosos palacios con sus respectivos harenes en dónde vivían las Odaliscas. También pasaron por allí los Caballeros Templarios de camino a Tierra Santa o incluso Alejandro Magno.
Esta mezcla de culturas y religiones ha enriquecido a Estambul de tal manera que vayas por dónde vayas en cada esquina descubrirás una prueba de cada época en la que el tiempo va dejando su impronta.Aunque ver esta ciudad a fondo requeriría de mucho tiempo, existen varias cosas que no se puede uno perder estando allí. La parte más monumental esta en la zona de Sultanahmet.
En este barrio tranquilo se encuentran la famosa Mezquita de Sancta Sophia  o Aya Sofya que sale siempre en las fotos, que pasó de Basílica a Mezquita y tiene en sus muros unos mosaicos maravillosos pero que muchas veces son difíciles de ver por sus eternos andamios. Se construyó en el siglo VI antes de J.C encima de un asentamiento bizantino lo que le da a todo su conjunto un encanto especial.
Enfrente y como no podía ser de otra manera, está la famosa Mezquita Azul, un lugar de remanso de paz desde la que se puede ver una magnífica puesta de sol a través de sus cristaleras que dan al Mar de Marmara.

Dado que  Estambul es una ciudad islámica, si quieres ver mezquitas aunque sean algunas de ellas museos, es importante que las chicas vayan preparadas siempre con un foulard o pañuelo para taparse la cabeza en señal de respeto (tal y como se hacía en España hace no mucho tiempo).

El tema zapatos es también importante, recomiendo llevar un par de calcetines en el bolso para no tener que recurrir a las zapatillas que te pueden prestar en la entrada de las mezquitas ya que es obligatorio descalzarse según entres en el recinto religioso.
En el barrio de Sultanahmet  se encuentra también una joya de la época bizantina que no todo el mundo visita afortunadamente, llamada la Cisterna o Yerebatan Sarayi cuya entrada está enfrente de Santa Sophia. Imprescindible ir a una hora rara para empaparte de la magia del lugar. Se trata de uno de las mayores reservas de agua que tenía la ciudad en el siglo VI antes de J.C. En ella se dan hasta conciertos de música clásica lo cual no me extraña teniendo en cuenta la belleza del lugar.
En mi humilde opinión el highlight de este barrio es el Palacio de Topkapi que dio lugar a una película de Peter Ustinov muy divertida. Pero lo que en él hay ahora no es diversión sino belleza en estado puro. En este palacio vivieron los sultanes hasta que Mustafá Kemal o Atatürk (padre de los turcos) se rebeló contra los sultanes tras haber combatido a las potencias extranjeras y lo mandó al exilio (si queréis saber algo más recomiendo el libro “De parte de la princesa muerta” de Kenizé Mourad).
En este Palacio no sólo encontrarás habitaciones lujosamente decoradas, un harem con un verja de oro y hasta algún pelo de la barba de Mahoma, sino que si das rienda suelta a tu mente mirando el Bósforo, podrás fácilmente imaginarte como era la vida en ese precioso lugar en el que el tiempo no pasa.
Cerca de este emplazamiento se encuentra el Museo Arqueológico que casi nadie visita pero que no solo tiene parte de la famosa puerta de Ishtar (uno de las antiguas siete maravillas del mundo) sino también el sarcófago de mármol de Alejandro Magno.
En este barrio y ya cerca del Gran Bazar se encuentra el Hammam de Çemberlitas, toda una experiencia que hay que probar en Estambul. Los Hammams son una tradición en el Mundo Árabe y lugar de encuentro social para ellos.De hecho, las mujeres suelen ir muy habitualmente allí para conversar, depilarse y darse un buen masaje mientras que disfrutan de un té. Los masajistas son del mismo sexo que el masajeado/a y tienen una manos y una fuerza que a veces asusta (!!!que se lo digan a mi marido!!!).
Estambul es la ciudad de las especias y de los bazares. Por eso son de visita obligatoria el Gran Bazar en dónde podrás encontrar todo lo que te propongas (cuidado con las alfombras de “Ethnicon “son preciosas y caras) y el Bazar Egipcio de las Especias si te gusta cocinar con ellas o simplemente ver miles de colores convertidos en polvos.
Cerca de este bazar y con vistas al cuerno de oro tenéis un restaurante llamado Hamdi en el que se come fenomenal en su terraza. También lo haréis en el famoso 360 uno de los mejores restaurantes de mundo (también con terraza).
Los restaurantes que se precien en Estambul tienen que tener terraza, por eso son muy estrechos y de varios pisos. La zona de Beyoglú está llena de ellos, sobre todo en la zona más moderna que rodea Istiklal Caddesi, en dónde por cierto muchos turistas se alojan para estar cerca de la zona de marcha.
Si subes por el Bósforo hacia el Norte tienes más posibilidades de ver monumentos interesantes y barrios con encanto. Aunque el Palacio de Dolmabaçe es muy bonito no deja de ser un Palacio a la Europea. Sin embargo, si quieres ver un barrio oriental pero con tiendas y bares mas europeos tienes la posibilidad de ir a Ortaköy, sitio predilecto de los turcos adinerados para tomarse una copita o simplemente cenar.
En Estambul hay muchísimas más cosas que ver como la Mezquita Suleymaniye, la Torre de Galata o un Museo Bizantino impresionante que esta más alejado del centro llamado Kariye Muzezi (con unos mosaicos que quitan el hipo) pero para eso hacen falta muchos mas días.
Si los tienes, además de estos lugares, recomiendo en vez de hacer el famoso crucerito por el Bósforo, coger un barco e ir a las Islas Princesas, lugar de veraneo de la jet set turca. Se trata de un lugar con casas victorianas en dónde uno se mueve en bicicleta. Resulta toda una aventura recorrer una de sus islas haciendo de paso un poco de deporte y viendo un bello paisaje.
En definitiva, Estambul es uno de estos lugares que emanan historias de culturas pasadas en dónde se unen Oriente y Occidente en una perfecta mezcla que te llevará a soñar. ¿Y quién no quiere soñar hoy en día?

Alice Fauveau