De los alrededor de 120 microclimas que hay en el mundo, Perú posee más de 80, lo que implica la riqueza del ecosistema de este país y las posibilidades agrícolas que tiene.

A título de ejemplo hay más de 3500 variedades de patatas y más de 150 de maíz. Esta variedad se refleja en su cocina. La más famosa es la cocina arequipeña de gran calidad y con especialidades como la sopa de quinoa (un cereal parecido a la sémola de trigo), el rocoto de camarones (un pimiento picante con forma de tomate) o el helado de queso, especialidades que podrás degustar en un magnífico restaurante en la calle San Francisco llamado el Mesón del Virrey.

Y es que Arequipa, la segunda ciudad más importante de Perú, además de tener una cocina deliciosa, es una ciudad colonial con cosas muy interesantes que ver.

El highlight de la ciudad es el Monasterio de Santa Catalina.Se trata de un lugar al que iba siempre la segunda hija de las familias pudientes en la época de la conquista española para convertirse en monja o ser bien educada antes de casarla.

Aunque este fenómeno nos resulta familiar por haberlo visto en España, este lugar se sale de lo corriente.

Y es que este Monasterio Ciudad tenía muchas casas para alojar particularmente y con sus sirvientas a estas señoritas de buena familia que no solo se dedicaban a rezar sino también a montar fiestas con quien quisiese apuntarse mientras que las monjas miraban para otro lado.

Tanta juerga no le pareció bien al Vaticano y en el siglo XIX mandó a una monja generala para poner orden en la congregación. Hoy en día viven unas cuantas monjas allí y la mayor parte del Monasterio se visita gracias a unas guías vestidas casi de cordobesas que te enseñan sus bellas casas con muros rojos, amarillos o azules y las montañas nevadas como el Misti de paisaje de fondo.

Las montañas o ¨Apus¨ son muy importantes en la cultura peruana ya que representan incluso en la actualidad divinidades protectoras que conviven con la religión católica. Vamos que es un monoteísmo a medias entre la Naturaleza y Dios. De hecho, los guías de trekking del país siempre le dejan algún pago o regalito a la montaña para que todo vaya bien.

Arequipa tiene otras muchas cosas interesantes como sus casas coloniales, la iglesia de los Jesuitas con una fachada y un claustro soberbio de estilo criollo (a saber estilo español mezclado con elementos nativos casi siempre un poco escondidos), y los llamados ¨tambos¨.

Se trata de antiguos lugares de reposo para viajantes que hoy en día se han convertido en pequeñas comunidades muy humildes, y a veces peligrosas, delimitadas por puertas casi escondidas. Visitar estos tambos sin guía de la zona suele ser peligroso pero merece la pena hacerlo ya que yo soy de la opinión de que hay siempre que ver lo bueno y lo no tan bueno de las ciudades para conocer la realidad de cada sitio.

Otra de las cosas importantes que no hay que perderse es el Museo de los Santuarios Andinos en el que se encuentra la famosa momia conocida como ¨Juanita¨. Esta doncella era una princesa inca que se ofreció como sacrificio al Dios Apu (acordaos, montaña) a la edad de 12 o 13 años.


Para llevarla hasta el lugar del sacrificio, se le daba una bebida que la dejaba medio drogada y luego la mataban de un golpe seco en la cabeza para que no sufriese. Lo curioso de esta momia es que se conservó entre la nieve durante siglos en un magnífico estado de conservación y fue encontrada junto con dos niños más por arqueólogos que iban buscando otra cosa.

La verdad es que ser una niña mona en esa época era una faena porque te destinaban a ser ofrecida a los dioses, a ser concubina del poderoso inca o a currar en algún templo.

A unas horas de distancia de Arequipa se encuentra el paraíso para los amantes del trekking y la naturaleza llamado el ¨Valle del Colca¨.

Este estupendo paraje natural es la tierra del cóndor andino, un ave carroñera de la familia de los buitres que solo se encuentra en los Andes y que es el segundo pájaro mayor del mundo después del Albatros.

Se trata de un ave muy delicada que no se puede reproducir en cautividad y de la que quedan muy pocos ejemplares en Perú.

La culpa de esta desaparición la tienen los campesinos del lugar que se han dedicado a dispararles por pensar que mataban a su ganado y para utilizar sus plumas en trajes típicos utilizados durante las fiestas.

A pesar de todo esto, en la Cruz del Cóndor (una especie de precipicio) se pueden avistar unos cuantos ejemplares durante un buen rato y cuando se les ve volar con esa majestuosidad resulta difícil pensar que se trata de buitres.

En el valle del Colca, lugar en el que los rayos solares son los más peligrosos del mundo (por estar la capa de ozono peor), se puede ver muy bien el sistema de terrazas que habían creado los Incas para desarrollar su agricultura aprovechando la orografía del lugar para cultivar.

Y es que los Incas eran ya los antecesores del respeto al Medioambiente no sólo en agricultura sino también en el sector de la construcción. Nunca se dañaba a la montaña sino que se construía aprovechando los huecos de las rocas.

Y hablando de rocas, nada mejor que irse a dar unos bañitos en agua sulfurada y a 40 grados (una maravilla con el frío que hace en esa zona en agosto) en las Termas La Calera en el pueblo de Chivay. Es una experiencia, como quién dice a la rusa, ya que hace un frío que pela fuera pero dentro del agua se está fenomenal al aire libre viendo las montañas.

La última parada en esta zona es Puno en el famoso lago Titicaca, el mayor del mundo. Como a los Incas les gustaba mucho el puma, se dice que el lago tenía forma de felino (por cierto también en extinción).

Pero dejando de lado estos detallitos, lo cierto es que un paseo en barco visitando el lago desde el lado peruano o boliviano merece mucho la pena.

En este lugar se encuentran las Islas Uros, un concepto interesante de ¨isla balsa¨, o isla que se construye cada dos años. Los habitantes de la zona utilizan la planta que está en el lago llamado ¨totora¨, que tiene una base de tierra muy gorda, la juntan y crean una isla.

 

 

Claro está para que no crucen la frontera con Bolivia mientras que están durmiendo le ponen un ancla y así no hay peligro de cambio de pasaporte. Aunque ir allí es muy turístico porque sólo viven de esto, es toda una sensación andar por las islas ya que tienes la sensación de estar en una cama de agua. Para ir al servicio tienen que coger una barca ya que hay ¨isla water¨ y la electricidad funciona a base de paneles solares.


También en Lago Titicaca están las Islas Taquiles, en dónde vive un pueblo quechua que ha recogido tradiciones españolas de vestimenta y otras no tan españolas. Lo que más sorprende positivamente es que los que tejen son los ¨hombres¨.

Y de su habilidad en esta disciplina depende que se casen o no ya que su futuro suegro les exigirá (incluso en la actualidad) que tejan un sombrero de lana con un punto tan estrecho que parece casi industrial. Como el novio no pase la prueba, el suegro le dice que no se merece a su hija y se tiene que ir a hacer prácticas porque si no se queda compuesto y sin novia.

Así es que la zona montañosa de Perú, es un lugar dónde se puede empezar a tomar contacto con la cultura Inca a través de sus paisajes, cocina y curiosas tradiciones que se entremezclan en el maravillo lago Titicaca, lugar de encuentro de fronteras y símbolos.

Alice Fauveau